Desde que llegué hace ya casi cuatro años al centro de Baena, siempre
rondaba en mi una idea, un sueño, hacer un intercambio. Algunas veces la
cosas no son tan fáciles hacerlas, requiere de un trabajo, el cual no
se ve, que es quizás el más exigente y sobre todo que crean en tus
ideas. Pero debo de reconocer que siempre desde mi centro me han
apoyado, Antonio, Ramón, Tomás y A. Ramos, no han dudado en aquello en
lo que yo creía. Pero claro, para hacer un intercambio necesitamos un
centro con el que hacerlo, Nuria Burgado con Zer Baridà-Batllia y sus
maestras han creído en esta idea. La relaciones nacen desde que yo entro
en la Montaña, conozco a gente y como no, sigo al deportista más grande
en montaña Kilian Jornet hijo de Nuria. El facebook hizo la otra parte,
no sabía que pedirle petición de amistad era algo que perduraría en el
tiempo y continuaría con esta actividad que ya si podemos decir que ha
sido todo un éxito. Todo ha salido a la perfección, las actividades
llevadas a cabo en Baena y en los Pirineos han sido de un gran
enriquecimiento tanto a nivel educativo, personal y afectivo. Las
familias de los dos lugares han prestado a los alumnos todo aquello que
tenían, con una dedicación y cariño que fue transmitido en todo momento a
todos aquellos que nos encontrábamos cerca. Pero para hablar del viaje,
podemos empezar a comentar desde que llegamos a Valencia. En el
Oceonografic disfrutaron de todo tipo de especies marinas y de un
espectáculo de delfines que fue muy sorprendente, en el cual, los niños
cada salto que veían era un yeeee!!!!!! Continuamos en dirección al
parque Gulliver donde se tiraron por todo los toboganes que había,
disfrutando entre subidas y bajadas de unos dulces que nos habían
regalado las familias de Baena. Después, como siempre con prisas, nos
dirigimos al autobús para continuar una charla muy enriquecedora con
Javier Iriondo “Donde tus sueños te lleven” en el puerto de Valencia con
un atardecer de fondo. Y en nuestro microbús (pero micro!! micro!! )
con Anselmo y Rafa al volante, nos dirigimos a Ribes de Freser. Allí
amanecimos y cruzamos la calle para desayunar en el Bar Gusi con mi
amigo David, un lugar que es la entrada al pirineo, en el cual sus
paredes están llenas de fotos de montañeros y deportistas, rindiendo un
rincón a Kilian. Ya en la estación de Ribes, esperamos a nuestros
hermanos de los pirineos, para recibirlos y marcharnos en el tren
cremallera al Vall de Nuria a 2.000 m de altitud. Todo salió genial, las
familias, el monasterio, las barcas, el telecabina, la comida,
disfrutamos de un buen día de montaña. Para resumir el resto de días los
voy a enumerar, gymcana en el pueblo de Montellà y LLes a los pies del
Cadí y Tossa Plana, talleres científicos, artísticos e inglés, visita al
museo de Puigcerdà donde disfrutamos de la historia del valle de la
Cerdanya, comida en la sede social de Montellá, patinaje sobre hielo
(caída tras caída pero muy felices), piscina cubierta, comida en el lago
de Puigcerdà donde un niño de Baena cayó al lago (solo podía pasarnos a
nosotros, jejeje) bosque suspendido (en la estación de esquí de la
Molina ) nevazo cuando los niños estaban en los árboles recordándolo con
muchas risas y felices por ver la nieve en el Pirineo, Barcelona en el
Parque Guell y en la Sagrada Familia donde nos sorprendieron las grandes
obras de Gaudí y la despedida, bueno mejor dicho, hasta pronto. Los
sentimientos y emociones que surgieron en estos días fueron algo que no
se puede expresar con palabras, solo decir que estoy muy orgullo de
nuestros alumnos, de haber sido capaz de afrontar una nueva aventura en
sus vidas, de ser más maduros, de ver en el viaje la posibilidad de
conocer una nueva cultura, simplemente por ser como son en cualquier
lado se en los pirineos o en China, ellos no lo saben, pero yo soy muy
feliz cuando a ellos los veo felices. Una pena, que solo haya podido
estar al 70%, debido a una gripe que he pasado en esa semana, pero
quizás la
cura no fuera los medicamentos sino verlos a ellos disfrutar.
Se que para algunos esto solo era una idea de Carlos, de ese profesor
que se sienta en una pelota de pilates en clase, del que no para de
hacer deporte, pero creo que la capacidad de que nuestros alumnos vean
en nosotros una persona en la que se puedan reflejar, es algo que hacen
de nuestra profesión sentirnos muy orgullosos, aportándole con viajes
como este, algo más que el temario de un libro o las horas de clase.
Gracias, mil gracias a todos por apoyarme.